El Cumple de Candela
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Había una vez una niña llamada Candela, una pequeña llena de energía y sonrisas, que se preparaba para su gran día: su noveno cumpleaños. Candela era una niña valiente y amigable, con un corazón lleno de bondad que irradiaba felicidad a su alrededor.
El día de su cumpleaños, Candela decidió celebrar en el parque con todos sus amigos del colegio. Había globos de colores flotando en el aire y una mesa repleta de golosinas y delicioso pastel. Los niños corrían por el parque, jugaban al coger y se columpiaban mientras esperaban que llegaran todos.
Una vez que estuvieron todos reunidos, la diversión comenzó. Candela sacó sus patines y retó a sus amigos a una carrera. Todos se deslizaban por el camino, riendo y disfrutando del viento en sus rostros. Después, se lanzaron a los columpios y volaron tan alto como pudieron, riendo y sintiendo la emoción en cada balanceo.
Pero la gran sorpresa estaba por llegar. Un grupo de niños mayores se acercó al campo de fútbol del parque y retaron a Candela y sus amigos a un partido. Entre ellos, había uno que era un poco abusón y quería ganar a toda costa, incluso jugando sucio.
El partido comenzó y, aunque los niños mayores eran más grandes, Candela y sus amigos no se rindieron. Jugaron con determinación y espíritu de equipo. Sin embargo, el niño abusón del otro equipo intentaba desequilibrar el juego con faltas y comentarios desagradables.
Pero los amigos de Candela no se dejaron intimidar. Juntos, demostraron su valentía y apoyo mutuo. Se ayudaban en cada jugada, se levantaban cuando caían y jugaban con corazón. Candela, con su determinación y liderazgo, inspiró a todos a seguir adelante.
Cuando el abusón intentó empujar a uno de sus amigos, Candela decidió actuar. Con voz firme, le pidió al niño mayor que respetara el juego limpio y el espíritu deportivo. Sus amigos se unieron a ella y, con valentía, detuvieron al abusón con sus palabras y acciones.
El partido continuó y, para sorpresa de todos, Candela y sus amigos lograron anotar el gol ganador en los últimos minutos del juego. Celebraron con entusiasmo y alegría, sabiendo que habían ganado no solo el partido, sino también el respeto y la amistad.
Al final del día, mientras se despedían, Candela sonrió al recordar la increíble aventura que habían vivido. Sabía que, con valentía y apoyo mutuo, podían superar cualquier desafío. Y así, con el corazón lleno de alegría y amistad, Candela sopló las velas de su pastel, deseando seguir compartiendo momentos inolvidables con sus amigos, llenos de diversión, valor y amistad.
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Con la unión de las buenas personas se consigue vencer a los abusones
ResponderEliminarComo se suele decir, ¡la unión hace la fuerza!
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