El diente de Enzo

Había una vez un niño llamado Enzo, con una sonrisa llena de curiosidad y ojos brillantes que siempre veían la magia en todo. Una tarde, mientras Enzo mordisqueaba algunos gusanitos, ¡de repente sintió algo pequeño y duro en su boca! Era la mitad de un diente que se había desprendido.

Enzo se quedó mirando el pedacito de diente entre sus dedos y pensó: "¡Oh, vaya! Solo es la mitad. ¿Vendrá el Ratón Pérez por esto?"

El Ratón Pérez era famoso por recoger los dientes de los niños y dejar regalos en su lugar, pero Enzo no estaba seguro si vendría por la mitad de su diente. Así que decidió intentar hacer caer la otra mitad, pero por más que lo intentó, ¡el diente no se movía!

Desanimado, dejó de intentarlo y siguió jugando. Pasaron las horas y, de repente, ¡mientras mordisqueaba algunos gusanitos más, el resto del diente se desprendió! Enzo sonrió con emoción y corrió a guardar el pedacito restante en una pequeña cajita.

"¡Ahora el Ratón Pérez podrá llevárselo!", exclamó Enzo, emocionado por la idea de recibir un regalo mágico a cambio de su diente.

Esa noche, mientras Enzo dormía plácidamente, el Ratón Pérez llegó silenciosamente. Vio la cajita con los dos pedacitos del diente y, con una sonrisa, dejó un regalo maravilloso para Enzo: ¡un libro lleno de historias increíbles y dibujos coloridos!


Al despertar y encontrar el regalo, Enzo brincó de alegría. Sabía que, aunque su diente fuera solo la mitad, el Ratón Pérez había traído algo especial. A partir de ese día, Enzo siguió sonriendo, sabiendo que incluso las cosas pequeñas podían traer grandes sorpresas y mucha magia.

Y así, con su nuevo libro en las manos, Enzo se sumergió en un mundo de aventuras y sueños, recordando siempre que, aunque algo parezca pequeño, el corazón y la imaginación pueden hacerlo grande y maravilloso.

 

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